Guerras de los anabaptistas o rebautizantes (1525-1536). Los anabaptistas, constituyen una secta que, consideran nulo el bautismo de los niños, rebautizan a éstos cuando llegan a la mayoría de edad. La lucha contra ellos se divide en dos periodos:
1º) periodo; Tomás Munzer (1525).- Los labriegos de Franconia, Turingia y Suabia, excitados por las predicaciones de Tomás Munzer, pastor protestante, cometieron toda clase de excesos. Los católicos y luteranos se unieron contra ellos, siendo aplastados en Frankenhausen. Tomás Munzer murió ajusticiado, y perecieron más de cien mil anabaptistas.
2º) periodo.- Juan de Leyden (1536). El anabaptismo reapareció unos años mas tarde en la ciudad de Munster, donde Juan de Leyden estableció el comunismo y la poligamia. Los católicos se apoderaron de Muster, y Leyden, fue ajusticiado con muchos de sus secuaces.
Guerra de los campesinos (1525). Al mismo tiempo que la revolución de los anabaptistas, en casi toda Alemania se levantaron en armas los campesinos, incitados por las predicaciones de Lutero, de Munzer, Carlostadio ..., Exigían la supresión de los diezmos, la abolición de la servidumbre, etc. Su programa era a la vez religioso y social. Cometieron atrocidades sin cuento, por lo que el mismo Lutero ordenó a los príncipes que los persiguieran y “mataran como si fueran perros rabiosos”. Estos grupos dieron mucho quehacer a protestantes y católicos. La insurrección fue ahogada en sangre, terminando en Alsacia, merced a los esfuerzos del duque Antonio de Lorena.
Tratado de Passau (1552) Carlos V no pudo restablecer la paz religiosa, por las dietas de Spira y de Nuremberg (1542). El Papa Paulo III convocó el Concilio de Trento al que se negaron a asistir los protestantes. La muerte de Lutero en 1546, no cortó los progresos del protestantismo, por lo que el Emperador decidió acabar la lucha por las armas.
Guerra de Smalkalda.- El contingente español de Álvaro de Sande, reforzado por tropas italianas y flamencas, al mando del Duque de Alba, venció a los protestantes en Mülberg (24 abril 1547). El elector Federico de Sajonia cayó prisionero. La alianza de los disidentes con Enrique II de Francia, y una nueva guerra con los turcos, determinaron a Carlos V a firmar el tratado de Passau, que concedía a los protestantes, de modo temporal, el libre ejercicio de su culto.
Paz de Augsburgo (1555), Viendo la inutilidad de sus esfuerzos y desalentado por los fracasos en la lucha contra Enrique II, Carlos V firmó la Paz de Augsburgo, por la cual los príncipes luteranos obtuvieron el libre ejercicio de su culto, y el derecho de imponer ese culto a sus súbditos “Cujus regio, ejus religio”. Los bienes secularizados seguían en poder de los Señores protestantes, pero todo príncipe católico que pasase al protestantismo se veía obligado a la renuncia de sus bienes temporales (reserva eclesiástica).
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