La empresas de Ultramar y en particular las Indias, tienen un triple efecto sobre Carlos V. La primera de ellas, es su admiración por las hazañas de los navegantes, las gestas de los descubridores y de los conquistadores, era tal, que bien podía decirse que igualaban o superaban, a los mas fantásticos relatos de las novelas de caballería a que tan aficionado era. Desde muy pequeño sus cortesanos le contaban que los habitantes de todas esas tierras de descubrimiento, acabarían siendo sus súbditos, y algo no de menor importancia, que esas tierras tenían abundante oro, que ayudaría mucho con sus riquezas a la vieja Europa.
A la vez, los conquistadores (Magallanes, Elcano, Hernán Cortés, Pizarro, etc) también pusieron sus ojos en este Emperador de la Cristiandad, al que consideraban dueño de grandes riquezas y otras muchas más si se miraba hacia el Nuevo Mundo, bien podría secundar todos los proyectos que ellos albergaban. Uno de ellos lo dice por todos, cuando anuncia al Cesar una de sus victorias en tierras Aztecas: ...con la ayuda de Dios y de la real ventura de Vuestra Alteza, siempre los desbaratamos. ( Hernán Cortés, Cartas de relación, ed. Mario Hernández, Madrid 1985, Pág. 169).
La expansión de Ultramar, fue obra del pueblo español, pero canalizada desde muy pronto por la Corona a través del Consejo de Indias –una creación carolina- y por la Iglesia.
Carlos V, empieza a sentir aquellas tierras como el extensión de su Imperio, pues aunque cuando firma en 1518 las capitulaciones con Magallanes, para su navegación hacia las Indias Orientales, lo hace como Rey de la Monarquía Católica; pero cuando en 1522, recibe a los supervivientes de aquella aventura, ya lo hará como Emperador, otorgando a Juan Sebastián Elcano, el escudo de armas con el lema “Primus circundedisti me”.
Segunda y tercera vertiente de influencia sobre Carlos V, será, en primer lugar, la llegada año tras año, de las remesas de oro y plata a la Casa de Contratación, que ayudan a Carlos V en sus empresas del Viejo Mundo y que le dan ese prestigio ante las demás Cortes europeas. En segundo lugar, la carga y responsabilidad que tiene hacia la población del Nuevo Mundo “sus súbditos” de Ultramar, como lo refleja con la promulgación de las Leyes Nuevas de Indias de 1542.
Aquí se ve de nuevo el talante moral del Cesar, que no ha olvidado las denuncias hechas por frailes como: el padre Las Casas y el padre Vitoria, teniendo conciencia de los atropellos cometidos por los conquistadores, e importándole sobre todo que los indios fueran gobernados con justicia
No hay comentarios:
Publicar un comentario