domingo, 6 de mayo de 2007

CORONACIÓN EN AQUISGRAN

(Catedral de Aquisgran)

Se acercaban las jornadas de la coronación. Aquisgrán, la vieja ciudad corte del renombrado Carlomagno, representaba un buen augurio para él “Carlos llevaba su nombre” , vislumbrándose un glorioso reinado, no solo para la historia de Alemania, sino también en la de Europa e incluso en el resto del mundo, puesto que el nuevo Emperador era Rey de las Españas, y señor del nuevo mundo descubierto mas allá de los mares.
A la corte de Bruselas acudieron todos los grandes señores, a reverenciar al joven Emperador, y no faltaron los poderosos Príncipes Electores.

A pesar de las alarmantes noticias que venían de Castilla, con el alzamiento de las Comunidades castellanas, se fijó la fecha del 29 de septiembre de 1520, para la coronación imperial en Aquisgrán.

Sin embargo la mala noticia de que la peste se cernía sobre la ciudad les hizo plantearse un cambio de lugar para la coronación, pues a fin de cuentas se trataba de unos juramentos y unos actos religiosos a cargo de las principales dignidades eclesiásticas alemanas, y para ello cualquier catedral alemana podía servir, pues Dios se encuentra en todas partes. Pero para Carlos no era lo mismo, pues allí era donde estaban los restos de Carlomagno, la que poseía en su catedral el trono simbólico del fundador del Imperio, y donde reinado tras reinado, cada nuevo emperador había sido consagrado. Carlos V, tan apegado a la tradición, solo consintió en que la ceremonia sufriera un pequeño retraso. Y tuvo suerte pues la comarca mejoró frente a la peste y Aquisgrán se afianzó como ciudad para la coronación.

Fue el 23 de octubre de 1520, cuando ya como Emperador Carlos V, subió al trono de Carlomagno y desde allí inició su imperio, armando caballeros a no pocos de los presentes, dándoles el espaldarazo con la espada de Carlomagno.

Más tarde en febrero de 1530, Carlos V será coronado como Emperador por el Papa Clemente VII, en Bolonia, recibiendo de esta manera un reconocimiento, como ocurrió con Carlomagno, de que la emanación de sus poderes venían directamente de Dios. Fue el único Emperador coronado por el Papa, desde Carlomagno hasta Napoleón.

Pronto tendría ocasión Carlos V de llevar a cabo aquellos deberes que había sumido frente a Dios y a los hombres, enfrentándose a la amenaza que sobre la Iglesia de Roma, a la que había jurado defender, estaba desencadenando aquel ya no tan oscuro fraile agustino de nombre Lutero, para lo cual, Carlos V convocaría la Dieta imperial de Worms Algo que ocurriría ya en 1521.

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