domingo, 6 de mayo de 2007

LUTERO

Nació en Eisleben (Sajonia), 1483-1546. Pertenecía a una familia humilde de campesinos. A la edad de catorce años, sus padres le enviaron a la escuela latina de Magdeburgo y después a la de Eisenach. Completó sus estudios en la Universidad de Erfurt (1501, en donde recibió el grado de “Maestro en Filosofía.
Por el terror que sufrió por la muerte de dos de sus amigos, uno en desafío y otro en una tormenta, entró en el convento de los Agustinos de Erfurt (1505). Poco después era ordenado sacerdote (1507) y sus superiores le dieron la cátedra de la Universidad de Witenberg.
A su regreso de un viaje a Roma (1511-12), se doctoró en Teología, dedicándose con afán al estudio y a la predicación. En este periodo ya había llegado a la idea central de su teología: el hombre no puede resistir a sus pasiones (idea contraria a la libertad), y la justificación por la sola fe, sin necesidad de la gracia y de las buenas obras.”Pecca fortiter sed credeprius”.

No se puede decir que el ingreso de Lutero en el convento, fuese por el temor a la muerte física, sino por el gran problema de casi todos los creyentes, la salvación. Su temor radica en la condenación eterna. Una angustia tremenda, hasta que leyendo a San Pablo, Lutero encuentra la clave de su esperanza, en la famosa frase “El justo vive de la fe”

Hay dos frases de Lutero que nos confirman como se abre ante él ese punto de esperanza para la salvación: 1ª) Hasta que al fin por piedad Divina, y tras meditar día y noche, percibí la concatenación de los dos pasajes: La justicia de Dios se revela en Él y 2ª ),Conforme está escrito: el justo vive de la fe. Nuevamente se abren ante él las puertas del Paraíso. El mismo lo proclama así: Me sentí entonces un hombre renacido y vi que se me habían franqueado las puertas del Paraíso.

MUERTE DE LUTERO
Año 1546, los últimos tiempos de Lutero, se vieron ensombrecidos por angustias y sufrimientos indecibles. Se dice que vivía asustado de los frutos de su propia obra; hubo discusiones entre sus partidarios, tiranía de los príncipes, desprecio creciente del pueblo por los predicadores del Evangelio, depravación de costumbres, etc.. Murió repentinamente, atacado de apoplejía (18 febrero 1546).

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