domingo, 6 de mayo de 2007

ABDICACIÓN DE CARLOS V

No solo fue la falta de salud de Carlos V la que dictó las abdicaciones. Mediante estas también quiso regular en vida una situación difícil. En este terreno como en tantos otros hizo lo que le marcaron las circunstancias, probablemente no lo deseado, como en otros momentos de su vida. Mucho antes de su última abdicación se produce la división en dos ramas de los Habsburgo. En España acabará una de ellas, los Habsburgo de España, cuando Felipe se halla asentado definitivamente en ella, y los Habsburgo de Viena.

No puede decirse que la abdicación fue una decisión rápida, pues sus sucesivas renuncias se escalonaron en un largo periodo de tiempo.

La ceremonia de Gante, el 8 de septiembre de 1555, no es mas que un ritual en el manifiesta públicamente su voluntad de retirarse del mundo, pero ya en 1545, había dado a su hijo la investidura del Milanesado, y en 1554 le cede Nápoles y Sicilia. En Gante en la gran sala del Palacio de Bruselas, en 1555, es solo a los Países Bajos a los que renuncia a favor de su hijo.

En su discurso, Carlos justifica su decisión, enumera sus fatigas, sus decepciones: “Honrad la religión, aconseja a su hijo, de manera constante” .”reafirmad la fe católica en toda su pureza, considerad las leyes del país como sagradas e inviolables y no tratéis de infringir los derechos y privilegios de vuestros súbditos. Y si mas tarde deseáis alguna vez, buscar como yo el reposo en la vida privada, ojalá tengáis un hijo que merezca que le tendáis el cetro con tanta alegría como yo lo hago hoy.”

Esta frase nos demuestra el cariño que Carlos V sentía por su hijo, prodigándole sus consejos.
Cansado y achacoso por el enorme trabajo que durante toda su vida tuvo que desarrollar, Carlos V abdicó y repartió sus Estados, entre su hermano Fernando y su hijo Felipe II.

A Fernando: (1556)
El Imperio
Los Territorio Austriacos

A Felipe II, (1555-1556)
España
Posesiones Italianas
Estados de la Casa de Borgoña
Ultramar

Todavía permanecería Carlos V un año en los Países Bajos, antes de regresar a España para retirarse al Monasterio de Yuste. Esto se debió a varias causas; el retraso en terminar las obras de Yuste, en dejar pasar algo de tiempo para que el estado de la mar fuera favorable al viaje, su hijo Felipe que estaba en Londres y no podía salir hasta el 9 de septiembre, era persona imprescindible, pues sobre todo se trataba de un relevo en el poder.

Ahora en 1556, retorna un Emperador, más que viejo, envejecido, en busca de paz y sosiego, deseoso de olvidarse de la inquietudes y responsabilidades del poder.

(Carlos V cede Austria a su hermano Fernando)

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