Ya en tiempo de los Reyes Católicos, el rey Fernando eliminó la independencia de las órdenes militares, convirtiéndose él mismo en maestre de las tres principales órdenes militares. Desde ese momento se detecta periódicamente una especie de reunión informal del Rey con los consejos del Maestre de dichas órdenes, a fin de administrar dichas instituciones. En 1523, el Papa Adriano VI, concedió las órdenes al Reino de Castilla, por lo que pasa a la jurisdicción real un importante patrimonio: dos ciudades, doscientas villas, y un centenar de aldeas, repartidas en un territorio que, en el caso solamente de la Orden de Santiago, llegaba a ser el 4% del Reino de Castilla. Además se presentó el problema de que, al desaparecer la figura del Maestre, las Órdenes perdían el centro organizativo que las mantenía.
Por todo ello, Carlos V decidió crear el Consejo de Órdenes, a fin de gobernar, administrar justicia y dar gracia en aquellos territorios. Formado como era, por los caballeros de las Órdenes, Carlos V aprovechó el Consejo para reducir gradualmente los privilegios de que gozaban, especialmente por razones políticas, pues muchos de ellos ayudaron a los Comuneros, pero escapando del castigo debido a sus privilegios.
1 comentario:
Citas un elemento interesante: la creación de un Consejo a partir de una reunión informal. Efectivamente, éste es el origen de estas instituciones hasta que finalmente adquieren cometidos "legales" regulados por ordenanzas y otras fórmulas documentales. Ahora bien, los procesos de creación de los Consejos fueron evolutivos, sin que en ocasiones podamos establecer un punto exacto de ruptura (ver, por ejemplo, el estudio de C. J. de Carlos Morales sobre el Consejo de Hacienda).
David Alonso
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